Mi querido

Si estás leyendo esto, significa que el tiempo ha pasado como un suspiro y los juguetes que tanto nos fascinan hoy quizás ya sean reliquias de museo. Pero quiero preguntarte algo: ¿sigues creyendo en la magia del juego?
Hoy, mientras escribo esta carta, estoy construyendo un espacio donde los juguetes no son solo objetos, sino puertas a la imaginación. Un blog donde las personas encuentran recomendaciones, ideas y consejos para hacer que la infancia de sus hijos, nietos o sobrinos sea tan maravillosa como la nuestra lo fue.
¿Logramos que este proyecto creciera? ¿Ayudamos a miles de familias a elegir los mejores juguetes para sus pequeños soñadores? ¿Pudimos convertir la pasión por los juguetes en algo que traspasara generaciones?
Me gusta imaginar que sí. Me gusta pensar que, incluso a los 100 años, sigues con la misma curiosidad de un niño que abre un regalo en su cumpleaños.
Si la vida te ha llenado de arrugas y experiencias, espero que todavía conserves un rincón en el corazón para los juguetes. Y si alguna vez olvidas por qué empezamos este camino, recuerda esto: los niños no juegan para aprender, aprenden porque juegan.
Con cariño,
Tu yo del pasado (y del futuro, porque siempre llevaremos un niño dentro).